Imposición del Collar Mozárabe al alcalde de la Ciudad de Toledo.

En el día de hoy, 24 de julio de 2023 en la Iglesia mozárabe de San Marcos, Santa Eulalia y San Torcuato, de Toledo, el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Francisco Cerro Chaves, arzobispo de la Catedral Primada de Toledo, y el M. I. Sr. D. Francisco Javier Hernández de Pinto, capellán mozárabe, acompañados por los miembros del Cabildo de la Hermandad Mozárabe y otros hermanos, por representantes de las distintas hermandades y Capítulos de se nuestra ciudad, y miembros de los grupos políticos que conforman la corporación municipal, así como un nutrido grupo de fieles y familiares, han celebrado la imposición del Collar Mozárabe al alcalde de la Ciudad de Toledo, el Ilmo. Sr. Don Carlos Velázquez Romo, que ante los evangelios y como testigo y padrino nuestro hermano mayor el Ilmo. Sr. D. Antonio Muñoz Perea, ha jurado las Constituciones de la hermandad, asumiendo como dice en el capítulo IV, artículo 14º, punto 2, el cargo de Hermano Mayor Honorario y Protector de la Hermandad.

 

Desde estas líneas le deseamos al nuevo Hermano Mozárabe, alcalde de Toledo, que rija los designios de nuestra ciudad bajo el amparo y protección de nuestra Patrona Nuestra Señora de La Esperanza.

24 de julio de 2023.

 

 

 

                            Reseña Histórica

 

Los antiguos españoles que bajo la dominación musulmana conservaron heroicamente la fe cristiana y las costumbres de sus mayores, por vivir entre árabes, fueron llamados «mozárabes» o «muzárabes», que parece significar «arabizados». De ellos recibió el nombre de mozárabe la antiquísima y venerable liturgia, llamada también Isidoriana, Gótica o Toledana.

El rey Alfonso VI, cediendo a las instancias del Papa Gregorio VII, con grandes resistencias introdujo en Castilla la liturgia Romana en el Concilio de Burgos del año de 1080, aboliendo la Hispano-Visigótica. Al reconquistarse cinco años después la ciudad de Toledo, sede primada de las Españas y antigua corte de los godos, en donde florecía el rito tradicional, los mozárabes toledanos obtuvieron, no sin esfuerzo, el derecho de que se les respetara y mantuviera en las seis parroquias que habían conservado bajo el dominio musulmán y que eran de muy antigua fundación: Santas Justa y Rufina, San Marcos, San Lucas, Santa Eulalia, San Sebastián y San Torcuato, así como en algunos otros templos y monasterios. Para el sostenimiento de las parroquias y conservación del rito les asignaron como feligreses, a título personal, todos aquellos mozárabes y sus descendientes «in perpetuum». El mismo Alfonso VI y muchos de sus sucesores, hasta Fernando VII, otorgaron y reconocieron grandes exenciones y notables inmunidades a las «Nobles familias de los Caballeros Mozárabes de Toledo», ya viviesen en la ciudad, en su tierra o en otros lugares «dentro y fuera de España», hasta el punto de significar estos numerosísimos privilegios pleno reconocimiento de su nobleza e hidalguía. Por el fuero o «Carta Mozarabum» de 20 de marzo de 1101 (Era de 1139), Alfonso VI, que tanta gratitud les mostró con su ayuda a la reconquista de Toledo, les autorizó a regirse por las antiguas leyes godas (Fuero Juzgo), además de concederles diversos privilegios, liberarles de su «antigua sujeción y cautiverio» y facultarles asimismo para hacerse armar caballeros. Por ello, durante varios siglos conservaron su alcalde propio y diversos oficios municipales y de justicia. De este modo surgió una comunidad histórico-litúrgica, única en Occidente, definida por el común origen hispano-visigótico y por la adscripción personal de sus miembros a las parroquias del rito tradicional, cuyo esplendor y conservación les correspondía y a las que mantenían con sus diezmos.

 

  

 

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